
Cada vez es más clara la importancia de que los espacios donde pasamos la mayor parte de nuestro tiempo sean amigables con el ambiente además de hacernos sentir cómodos con la temperatura del ambiente.
¿Sabías que alrededor del 30% del consumo de eléctrico en nuestro país corresponde a los sectores residencial, comercial y de servicios?
En las zonas más cálidas de México, los sistemas de aire acondicionado utilizan más del 40% del consumo de energía en viviendas y oficinas. El incremento en el costo de este servicio, aunado a la innegable necesidad de reducir nuestra huella de carbono, nos lleva a buscar nuevas alternativas para encontrar el equilibrio perfecto entre sustentabilidad y bienestar.
El diseño arquitectónico bioclimático es aquel que se adapta al clima donde se quiere construir o donde se encuentra la edificación. El propósito principal de esta tendencia es reducir el consumo de electricidad que se utiliza para climatización e iluminación. En nuestro país, existen diferentes clasificaciones climáticas que se calculan a partir de la temperatura del aire, la precipitación y la cantidad de humedad a lo largo del año. En términos generales, el territorio nacional se divide en climas semifríos, templados y cálidos, y en términos de humedad, en seco, subhúmedo y húmedo. En niveles más específicos, un bioclima es la combinación de elementos meteorológicos, donde entran en juego la temperatura del aire, la radiación solar, el viento, los niveles de humedad y la trayectoria del sol.

- El color en fachadas y techos puede hacer la diferencia. En climas cálidos, el blanco y los tonos claros ayudan a minimizar la absorción de la radiación solar, mientras que en climas fríos se pueden utilizar colores intermedios y oscuros en techos y paredes que reciban más luz solar directa. Para que te des una idea, el color negro absorbe el 90% de radiación solar, el color terracota el 70%, y el blanco menos del 20%. Sin importar en qué clima vivas, pintar con colores claros las paredes internas también ayudará a tener una mejor iluminación natural y reducir el uso de luz artificial.
- Dentro de los espacios vitales o de trabajo, reemplazar focos por luces LED e instalar persianas móviles para tapar o favorecer la entrada de luz, dependiendo de la época del año.


- En climas fríos, se recomienda colocar ventanas que permitan el paso de la radiación solar directa y por la noche cerrarlas con cortinas gruesas, mientras que en climas cálidos, plantar árboles y arbustos que den sombra reducirá de manera natural la temperatura.
- Aunque los mini splits ayudan mucho a ajustar la temperatura interna, no son la alternativa más saludable, ya que general que el aire dé vueltas sin filtros, de ahí la importancia de la ventilación natural y el uso de filtros cuando recurrimos a dispositivos mecánicos.

- Adquirir ecotecnologías para aprovechar la radiación solar, el viento y el agua. Tenemos la fortuna de vivir en un país donde podemos utilizar la luz solar para calentar agua y generar energía eléctrica. Además, en lugares con mucho viento también se pueden usar aerogeneradores de energía; y los captadores de agua de lluvia también son una alternativa para mejorar el aprovechamiento de este vital recurso.
Adaptar nuestros espacios vitales y promover la eficiencia en el consumo de recursos no solo cumple intereses económicos, también contribuye a mejorar las condiciones sociales y medioambientales, lo que se traduce en salud, bienestar y calidad de vida para nosotros y nuestros seres queridos.